jueves, 6 de julio de 2017

Ana y el perdón


-¡Mer!
-Dime Ana.
-Estoy cansada de mirar hacia atrás y ver que no consigo ser feliz.
-Bueno princesa, las rupturas son así, te hacen ponerte del revés, desgarrarte el alma, pero tranquila, todo se supera. Solo necesitas tiempo para pasar página.
-No puedo sacarlo de mí, mi cuerpo se niega.Todavía me duele.
-¿ Por qué no escribes todo lo que sientes?.
Me levanto del sillón negro, dejo mi cerveza encima de la mesita auxiliar y busco en una de mis libretas, algo que escribí hace mil años, después de una ruptura y se lo paso.
-Lee, le digo mientras tomo mi birra y le doy un trago.

Dicen que el tiempo todo lo cura pero cuando se rompe una pareja queda una herida difícil de sanar sobre todo porque quedan muchos resquicios de lo que hubo y el corazón que es un órgano que no entiende de medicina, supura hasta que es capaz de reconstruir su escudo.
No, no te perdono.... No te perdono , no por no quererme, eso es lo único perdonable. No lo hago por mi salud mental, por lo que me has quitado. Por no dejarme ni siquiera el derecho a la pataleta, al grito desgarrado, al cabreo y a la crítica por tus acciones.
No te perdono robarme mis sueños y esperanzas, nublarme los recuerdos, privarme de alguna manera de todas las ciudades que visitamos y que ya no veré con los mismos ojos. 
No te perdono que aún estés presente en aquellos restaurantes en los que comimos mientras debatíamos sobre como arreglar el mundo, nos dábamos la mano por encima de la mesa y tu pulgar dibujaba círculos en mi muñeca.
No te perdono verte en cada copa de vino que me tomo, si ni tan siquiera discutir sobre la añada, la lágrima , el aroma o el buquet.
No te perdono no saber que hacer con mi caja de papeles llena de entradas de teatro, tarjetas de los hoteles en los que dormimos, fotos haciendo el payaso.
No te perdono la forma de prepararme las ostras, de pinchar comida de mi plato porque te apetecía probar lo que yo había pedido, de dejarme el último trozo de pastel de chocolate.
No te perdono los besos y abrazos que no me diste porque estoy segura que en esos, es donde más amor había.
No te perdono la falta de honestidad, las medias mentiras o medias verdades, la omisión, hacerme partícipe de tu mundo pero sólo cuando te convenía.
Pero sobre todo, no me perdono no echarte de menos ,que no se me abran las carnes cuando te pienso, no llorar hasta quedarme seca, que no me duela tu ausencia pero si tus recuerdos. No me perdono no haberte amado como te merecías para así poder llegar a odiarte. 

-Joder Mer... ¿Llegaste a perdonarlo alguna vez?.
.Claro, Ana. Después de él han habido muchos más recuerdos, más sudores compartidos... además guardar rencor tantos años, no es bueno para el cutis...
-¡Qué jodía!....

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