Abrí la puerta con la confianza que da
tener una llave y rezando para que todo fuera una falsa alarma ,pero
no tuve suerte.
La escena que encontré al entrar en el
piso superaba con creces todos mis temores. Ana roncaba en medio de
una gran mancha de vómito que había dejado para el arrastre su
preciosa alfombra persa. Un olor nauseabundo inundaba la habitación
y corrí a abrir los grandes ventanales por los que tantas veces
había disfrutado de las vistas del parque.
Sobre la mesa una botella de Macallan
vacía y un vaso bajo al que todavía le quedaban un par de tragos.
-Anita corazón, vamos a meterte en la
ducha antes de que vomite yo también,¿no te da vergüenza empezar
una fiesta sin avisarme?.
Mientras un gruñido demasiado parecido
a un lamento salió de su boca, la ayudé a incorporarse y le eché
una miradita a la alfombra. ¡Joder, Ana se iba a cabrear!.
-¡Preciosa mírame!-le dije al
acompañarla al baño- Si a ti nunca te han gustado los escoceses y
te has bebido uno enterito...
Su carcajada no tardó en llegar, esa
era mi Ana, ya podía estar muriéndose que le encontraba la parte
cómica a todo.
-¿Cómo estás a parte de mal?, ¿crees
que puedes ducharte sola o te froto la espalda?.
-Mer, ¿qué haría yo sin ti?- soltó
mientras a duras penas era capaz de desnudarse y mantener el
equilibrio mirándome por una rendija de sus ojazos verdes.
-Lo que puedes hacer por mí es lavarte
ese pelo, ¡nena hueles fatal!, no escatimes en champú ni
acondicionador.
-Te quiero Mer.
-Y yo a ti cosita.
Mientras dejo a la paciente bajo el
chorro de agua después de asegurarme que las piernas le iban a
aguantar, voy a la cocina y preparo café, no sé muy bien el motivo
pero es lo que hacen en las pelis de serie B, café a litros. No voy
a venir yo ahora a cambiar los rituales.
Levanto la mesita baja del salón y
arrastro con cuidado la alfombra. Con un paño limpio parte del
vómito antes de doblarla y meterla en una bolsa para llevarla a la
lavandería.
Ana entra en el salón cabizbaja , con
una toalla alrededor del pelo , se ha puesto una camisa ancha de
cuadros y un pantalón de yoga negro.
-Mer, tenemos que hablar....
-Espera que sirvo el café.
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