miércoles, 26 de julio de 2017

La vista atrás

Apuro los minutos que quedan antes que Ana asome la cabeza por la puerta, revisando todos esos papelajos que voy amontonando en la mesita pequeña que hay al lado del salón.
Es una mesa que yo llamo de descarga, donde acaban las cartas sin abrir, el bolso y a veces hasta el paraguas.
Mientras ojeo la maldita publicidad llena de cursos, artefactos varios que van a salvar tu vida, maquillajes y cremas milagrosas, me doy cuenta de la cantidad de acciones que se quedaron a medias en mi vida.
Las odiosas clases de ese curso de inglés que empecé con toda la ilusión del mundo y que allá por la quinta sesión y después de tener claro como se decían: mesa, puerta, buenos días y ventana dí por concluido, no sin antes tener asumido que el inglés no formaría nunca parte de mi vida.
La salsa, baile que amo con devoción y que es como un amante infiel, entra y sale de mi vida a temporadas.
Amigos a los que por una u otra causa dejé en el olvido y a los que después de tantos años he reencontrado en las páginas del face. Para que después digan que internet no sirve para nada.
El segundo curso de lengua de signos, preciosa forma de entenderse con personas sordas y que después de terminar el primero y no practicarlo, caes es la cuenta de que todos esos signos se borran de tu cabeza de un plumazo.
A medias se quedan también las dietas y la mayoría de las veces el uso diario de la crema anticelulítica y la hidratante...
Los libros que en su descanso reposan sobre la mesita de noche o la estantería, libros sin desvirgar con ese olor tan característico de libro nuevo y que acompañan a otros congéneres que ya he empezado pero que soy incapaz de terminar.
Peleas dialécticas que por cansancio, hastío o simplemente por salvaguardar las formas terminé antes incluso de que comenzaran.
Estoy segura que cientos de cosas se quedan en el tintero, pero que como los cigarrillos a medias también formarán parte de mi vida.


jueves, 13 de julio de 2017

Ana y las charlas

Creo que el mejor olor del mundo, es el de un buen libro, ese aroma a  nuevo, a tinta y papel, bueno el segundo mejor.
-¿Cuál es el primero?- pregunta Ana.
-Sin dudarlo ni un momento, el número uno de mi lista es ese olor que queda después del  buen sexo. Ese dulzón aroma mezcla de pasión, sudor y orgasmos.
-Siempre que haya limpieza, porque en otro caso, el aroma puede ser terrible- dice Ana mientras se cachondea.
Acabamos de llegar al  parque de Las Mentiras , frente a la gran fuente. La princesa adopta esa figura "tan natural",cruzando las piernas con una facilidad fruto de años de clases de yoga mientras yo, con mucho menos glamour simplemente me dejo caer.
-Mer, ultimamente no leo nada que me llene, todo me parece igual, sin sentido.
-Bueno Ana, es posible que te hayas saturado del mismo tema, ¿Por qué no cambias de género?, no sé, puede que dejar la novela negra y leer algo menos tenso te vaya bien.
-¿Qué estás leyendo ahora mismo Mer?.
-Sigo con novela romántica , con muchos momentos hot, lleno de empotradores , tíos cachas preferiblemente SEALS, malas malísimas, celos, venganzas... ¡ya sabes!, la vida normal y corriente- le digo mientras sonrío y alzo una lata de cerveza que he sacado de la mochila,a modo de saludo.
Saco el móvil , pongo una de mis listas y mientras Lola Soledad y la inconfundible voz de Alejandro Sanz nos acompañan en esta preciosa mañana, levanto mi cara y le doy la bienvenida al astro sol.
-Ana, ¿has pensado que haremos estas vacaciones después de venir de Praga?.
-Me apetece mucho océano y murmullo de olas.
-Oye, ¿y si hablamos con Marcos y cruzamos el mediterráneo en barco?.
Marcos es el primo de Ana, salimos muchas  veces juntos a navegar, él pone el barco y los demás nos encargamos de los gastos . Bueno yo como siempre voy fatal de pasta, cocino y limpio a cambio de litera en el camarote.
Es un pacto al que hemos llegado hace años y nos va genial a todos.
Además Marcos es un bombón de metro noventa con unos ojos que quitan el sentido y que literalmente, te hace babear y por lo menos me alegra la vista.
-Me marcho princesa, mi jefe me va a asesinar mil veces por llegar tarde.
-Hasta luego Ana, nos vemos en mi casa. Piensa en lo de Marcos.
-Después lo llamo . A mí también me apetece mucho navegar. 
Me saluda desde el semáforo antes de cruzar la calle y sonrío pensando el las ganas que tengo de ver asomar agosto.




jueves, 6 de julio de 2017

Ana y el perdón


-¡Mer!
-Dime Ana.
-Estoy cansada de mirar hacia atrás y ver que no consigo ser feliz.
-Bueno princesa, las rupturas son así, te hacen ponerte del revés, desgarrarte el alma, pero tranquila, todo se supera. Solo necesitas tiempo para pasar página.
-No puedo sacarlo de mí, mi cuerpo se niega.Todavía me duele.
-¿ Por qué no escribes todo lo que sientes?.
Me levanto del sillón negro, dejo mi cerveza encima de la mesita auxiliar y busco en una de mis libretas, algo que escribí hace mil años, después de una ruptura y se lo paso.
-Lee, le digo mientras tomo mi birra y le doy un trago.

Dicen que el tiempo todo lo cura pero cuando se rompe una pareja queda una herida difícil de sanar sobre todo porque quedan muchos resquicios de lo que hubo y el corazón que es un órgano que no entiende de medicina, supura hasta que es capaz de reconstruir su escudo.
No, no te perdono.... No te perdono , no por no quererme, eso es lo único perdonable. No lo hago por mi salud mental, por lo que me has quitado. Por no dejarme ni siquiera el derecho a la pataleta, al grito desgarrado, al cabreo y a la crítica por tus acciones.
No te perdono robarme mis sueños y esperanzas, nublarme los recuerdos, privarme de alguna manera de todas las ciudades que visitamos y que ya no veré con los mismos ojos. 
No te perdono que aún estés presente en aquellos restaurantes en los que comimos mientras debatíamos sobre como arreglar el mundo, nos dábamos la mano por encima de la mesa y tu pulgar dibujaba círculos en mi muñeca.
No te perdono verte en cada copa de vino que me tomo, si ni tan siquiera discutir sobre la añada, la lágrima , el aroma o el buquet.
No te perdono no saber que hacer con mi caja de papeles llena de entradas de teatro, tarjetas de los hoteles en los que dormimos, fotos haciendo el payaso.
No te perdono la forma de prepararme las ostras, de pinchar comida de mi plato porque te apetecía probar lo que yo había pedido, de dejarme el último trozo de pastel de chocolate.
No te perdono los besos y abrazos que no me diste porque estoy segura que en esos, es donde más amor había.
No te perdono la falta de honestidad, las medias mentiras o medias verdades, la omisión, hacerme partícipe de tu mundo pero sólo cuando te convenía.
Pero sobre todo, no me perdono no echarte de menos ,que no se me abran las carnes cuando te pienso, no llorar hasta quedarme seca, que no me duela tu ausencia pero si tus recuerdos. No me perdono no haberte amado como te merecías para así poder llegar a odiarte. 

-Joder Mer... ¿Llegaste a perdonarlo alguna vez?.
.Claro, Ana. Después de él han habido muchos más recuerdos, más sudores compartidos... además guardar rencor tantos años, no es bueno para el cutis...
-¡Qué jodía!....

miércoles, 28 de junio de 2017

Ana y los Vampiros emocionales

Hay días en los que quedo en casa de Ana, es lo bueno que tiene el tener llave, entro y salgo cuando quiero y puedo esperarla ahí . Asalto el frigo y su armario con alevosía y dependiendo de la hora, hasta con nocturnidad.
Siguiendo el camino de siempre, me descalzo de un puntapié, entro en la cocina, dejo mi mochila sobre la encimera de Silestone  negra y cojo una cerveza de la zona menos fría porque mi princesa sabe que las cosas heladas y yo, no nos llevamos bien, así que siempre tengo unas latas esperando junto a las salsas en la puerta del frigo.
Recojo un par de revistas de esas que entran con el dominical y que Ana siempre deja en la entrada para bajarlas al contenedor azul y mientras me siento le echo un ojo a un artículo sobre "Vampiros emocionales" y de inmediato me imagino a Brad Pitt y a Tom Cruise en su entrevista,chupando mi cuello y lo que no es mi cuello, aunque sé que no se refiere a ese tipo de emoción.
El sonido de las llaves en la cerradura y un "helouuuuu" me avisan que la dueña del cortijo ya ha llegado. Con su gracia característica me besa en la frente y suelta nuestro saludo de bendisioooon, arrastrando la O durante unos segundos.
-¿Qué lees Mer?, me dice mientras saca una Voll Damm , le da un trago y se limpia los morros con el dorso de la mano.
-Un artículo sobre los mal llamados VE, 
Ana levanta las cejas ,como acostumbra cuando no sabe de que narices estoy hablando. 
-¿Qué es un VE?.
-Un espécimen que por desgracia no está en peligro de extinción... un mal bicho en todos los aspectos. Si por desgracia ,alguno entra en tu vida, reza para que no enfoque en ti su señal de radar.
Son seres tóxicos, carentes de empatía que consiguen llevarte al huerto a la vez que son capaces de hacerte sentir feliz por contar con ellos en tu existencia gris y anodina.
Te harán pasar por estados de culpa cuando no puedas dedicarles todo el tiempo que te van a exigir, te manipularán a su antojo llamando la atención, tu atención y absorberán toda tu buena energía hasta dejarte tocado y hundido.
-¡Joder Mer! 
-Si a eso le sumas que puede  haber sentimientos por una de las partes, ¡apaga y vámonos!. Entonces ya no volverás a ser persona, será tu mundo de la mañana a la noche, te anulará mientras te saca hasta la cerilla de los oídos como decía mi madre. Un vampiro que no te chupará la sangre pero te dejará seca de todo lo demás. Apostaría a que incluso padecen un trastorno histriónico de la personalidad.Lo que te digo un mal bicho.
-Y , ¿cómo reconoces a semejantes chupópteros?.
-No tengo la fórmula mágica para detectarlos pero te puedo decir que son personas negativas, que nunca tienen un momento de felicidad. ¿Recuerdas a Sebi , la pareja de Coral?- Si- responde Ana- Pues ahí tienes a uno. 
-Vale, ahora te entiendo Mer, ¿ qué podemos hacer contra ellos?
-Podemos empezar por hacernos un collar con una ristra de ajos.
Ana levanta la cabeza, me mira y suelta.-Mer, deja la cerveza-.

miércoles, 21 de junio de 2017

Ana y las pequeñas cosas

Mientras espero que Ana llegue, me sirvo una copa de vino y me siento en mi butaca preferida frente a los grandes ventanales.
Tomo prestado el portátil de la princesa para mirar mi correo y navegar un poco`por las redes sociales.
Al mover el touchpad  se abre una página con un archivo que reconozco como mío. Sonrío al saber que Ana está leyendo Todas aquellas pequeñas cosas.
Siento que te pertenezco más allá de preguntas y respuestas , que soy tuya a distancia y sin más compromiso que ,el yo quiero y el tú quieres, porque nuestro mundo de amaneceres incompletos está lleno de millones de pequeñas cosas.
Una sonrisa tuya en mitad de un beso, tus manos sobre mi hombro mientras vemos una obra de teatro, mi cara enterrada en tu cuello buceando en el aroma de tu colonia, tu abrazo al andar, como lavas mi pelo en la ducha aprovechando entre beso y beso, el jabón que pones en tu mano antes de deslizarlo por mi espalda, tu risa en los mensajes de whatsapp, la forma en que te duermes en un instante, el desayuno que  dejas preparado en la bandeja antes de irte aunque el zumo de naranja pierda las vitaminas, tus, en un momento te llamo cuando la espera se puede convertir en horas, tu despiste y tu desorden....
Compartir sofá para leer mientras suenan clásicos del blues o el jazz, que adoremos a Ella Fitzgerald o Nina Simone, que tengamos diferentes opiniones sin que haya una guerra, aprender de ti, conversar sobre tu día o el mío, saber cuanto te cuesta mantener las manos alejadas de mi cuerpo cuando me ves, tu táctica para besarme y hacerme perder la razón, tu honestidad .
Tus comentarios a medias que he de descifrar, los nombres  de tus amigos que por fin he logrado memorizar, tu mirada cuando entras en mí, los gemidos compartidos, las manchas en el sofá...
Escucho el ruido de las llaves en la cerradura y al grito de -¡ Quién vive!- Ana responde con un -la dueña del cortijo-.
-Hola preciosa- me dice mientras besa mi mejilla. Deja el bolso en la encimera de la cocina y se sirve una copa.
-Hola princess, estoy leyendo Todas aquellas pequeñas cosas, no sabía que lo tenías.
-Mer,me encanta ¡qué bonito tener tantas cosas compartidas con alguien! aunque según tú ,sean pequeñas.
-Ya sabes lo que dice el maestro Serrat, son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas....Realmente son grandes momentos que he compartido y que me han hecho enormemente feliz en  ese instante. Quedan en la memoria y en la retina. Puedes cerrar los ojos y revivir las sensaciones una y otra vez y es fantástico. 
-Mer , ¿lo recuerdas todo?.
-Jajaja, todo no, pero puedo describirte a la perfección lo que sentí con nuestro primer beso, todavía si cierro los ojos , noto su sabor, el calor de sus labios, el ansia de su boca, el tacto de su cara en mis manos, la excitación...
-Envidio tu capacidad para sentir Mer. 
-Bueno Ana, no sentir es vivir a medias. Espero tener muchos más momentos como esos para poder almacenarlos en mi cabeza porque ¿acaso las almas atormentadas, no se alimentan de recuerdos?- le digo mientras sonrío.

miércoles, 14 de junio de 2017

Ana y el pasado

Estar en casa de Ana me llena de una especial serenidad. Todo es tan nítido, tan puro, desprende tanta luz que es difícil sentirse incómodo, a no ser que la reina de la casa te haga una de sus preguntas trascendentales...
-Mer, ¿te arrepientes de algo del pasado?.
-Intento no hacerlo, aunque no soy perfecta... pero, ¿a qué te refieres en particular?.
-Hoy he hablado con Óscar, bueno hablar,hablar... lo que se dice hablar no, nos hemos wasappeado.
-Ajá - le digo esperando que continúe con la narración.
-Es todo tan extraño, le echo de menos, no a él en si,en realidad lo que añoro es lo que me hacía sentir.
-¿Te arrepientes de haberlo forzado a que te dejara?.
-No, si... no sé.
-Así me gusta Ana, las cosas claras.
-¡Dejémonos de tonterías Mer!, él no luchó y yo ya estaba cansada de llevar el peso de la relación, de disculpar sus continuas faltas de cariño y apoyo, que oyera pero no escuchara, de plasmar tantas y tantas líneas y la comprensión lectora brillara por su ausencia. O lo que es peor que leyera pero le fuera indiferente. 
-¿Lo querías?.
-Si Mer, todavía lo hago. 
-¿Estabas enamorada de él?.
-No Mer- su rápida contestación me hace saber que es la verdad y asiento mientras sigue hablando- pero recé por estarlo, hubiera dado todo por amarlo, lo di, aún sin hacerlo.
-Bueno princesa ya lo dice Sabina, amores que matan nunca mueren. Perdona sus ofensas como buena estudiante de colegio católico,déjalo salir de tu vida, cierra la puerta y si es posible, tira la llave al fondo del mar, como dice el dicho, está permitido tropezar dos veces con la misma piedra. Tropezar no es malo, encariñarse con la piedra si. Olvida lo que te hizo sufrir y recuerda los buenos momentos. Pasa página...
-No puedo Mer, hay cosas que no puedo perdonar. 
-Ana, no es sano vivir con rencor, no merece la pena hacerlo. No hace falta que te flageles más cari.
-Puedo perdonar todo Mer, menos su falta de honestidad.
-La verdad nos hará libres.....-estoy a punto de reírme pero consigo disimularlo con una tos que suena un poco extraña.
-Mer, no seas cabrona.
-Mira Ana, un día todas estas sensaciones y sentimientos te parecerán una verdadera tontería, pasará el tiempo y todo se diluirá. Lo bueno y lo menos agradable. Un día te enamorarás de verdad, conocerás a alguien que te abra las carnes, sentirás eso del aleteo de las mariposas de una forma tan contundente que me río yo de la teoría del caos.
Me mira con suspicacia y se sienta a mi lado.
-Anita, recuerda que nunca segundas partes fueron buenas y sobre todo que por mucho que Manrique se empeñara el tiempo pasado nunca fue mejor.
-¿Y tú Mer? ¿ contra qué luchas?.
.-Yo libro mis propias batallas corazón, aunque reconozco que voy perdiendo.




martes, 30 de mayo de 2017

Ana y las confidencias

Recuerdo como si fuera ayer lo aburrido y tedioso que me resultó el Ulises de Joyce y comprendí lo largas que se pueden hacer veinticuatro horas y a la vez que haya espacios de tiempo mucho más largos y que parezca que duran instantes.
No pude por menos rememorar aquel fin de semana lleno de largas conversaciones , de preguntas y respuestas, de sexo de reconocimiento, de primer contacto, de orgasmos compartidos y cientos de caricias, de abrazos que eran mundos y palabras al oído que escandalizarían a más de un puritano.
Un par de días de primeras veces y primeras oportunidades,de mancillar estancias , sofá, sillones y cualquier superficie en vertical u horizontal que estuviera al alcance, de risas, de besos que mezclaban su saliva con la mía, sus gemidos con los míos... de sudor bajando por su espalda y su frente,  de gotitas que dejaban  un rastro entre mis pechos que él lamía despacio mientras me miraba.
Duchas a cuatro manos antes de dejar el refugio, cena y teatro, copas y besos, muchísimos más besos. Besos que se dan y se reciben con ansía, casi con desesperación y redescubrir el Hey Jude de los Beatles y hacerla nuestra porque sí.
De la vuelta a casa abrazados sin importar nada, de promesas no dichas, de miradas cómplices, de prisa por llegar, de no darnos tiempos a quitarnos la ropa y dejar un rastro de prendas camino de la habitación , de muchos más gemidos, de piel con piel y seguir besándonos con nuestra canción de fondo una y otra vez en  un bucle persistente.
-Un penique por tus pensamientos- me dice Ana mientras sonríe.
-Recordaba cuan frágiles pueden ser los recuerdos ,que largos parecen algunos momentos y que cortos otros en los que eres feliz.
-¿Sabes Mer?
-Dime princesa.
-Daría la mitad de mi sueldo , ¿qué digo? lo daría entero por estar un rato en ese momento tuyo, no sabes la sonrisa que tenías en la cara...
-¿Nunca has tenido un momento de felicidad completa, de complicidad compartida que al recordar te haga sonreír?
-Si claro.
.Pues ahí estaba yo ahora mismo.
-Cuando empecé a salir con Miguel , todos nuestros momentos eran así, llenos de vida.
-Recuerdo cuando llegaste a la cafetería y me dijiste que habías conocido al futuro padre de tus hijos- le suelto sin contemplaciones mientras sonrío .
-Te prometo que lo pensé. Era tan, tan yo. ¡Compartíamos tantas cosas!.
Noto que la nostalgia inunda su mirada y la abrazo en un gesto de apoyo y compañerismo. Las mujeres nos entendemos...
Miguel había sido su salvavidas después de que pasara una gran etapa odiando al sexo masculino tras una infidelidad de su ex , y en la que dejó que la soledad y la desidia se instalara en su corazón.
Se conocieron en el estudio de arquitectura en el que él trabajaba una tarde de junio cuando ella empezó a pensar en remodelar el piso que había heredado y pidió cita para solicitar información.
No habían pasado más que un par de horas hablando del tema , tomando notas y haciendo bosquejos , cuando se dieron cuenta que no se querían separar. Un flechazo en toda regla.
-Te aseguro Mer que durante el año y medio que estuvimos juntos, fui la mujer más feliz del mundo, pero entonces él decidió marcharse a Nueva York y dejarme sola.
-No te dejó sola, te ofreció que le acompañaras Ana y tú le dijiste que no. Te dió la opción de elegir.
-¿Por qué tenía que dejarlo yo todo Mer?, Mi casa, mi trabajo,mi vida, a ti.... ¿Por qué no se quedó, si yo le importaba tanto?.
-No lo sé cariño. Para él fue duro dejarte. Te quería mucho Ana, pero supongo que también quería otras cosas, tenía otras aspiraciones, otros sueños. Sabías que era un culo inquieto. Esa era vuestra espada de Damocles pero deberías darle las gracias por ser honesto.
Ana suspira y me dice- follaba como dios-
Mi carcajada deben haberla oído hasta en el primero.
-¿Te has arrepentido alguna vez de no haberlo acompañado?.
-Millones, Mer, millones.
Es cuando miro su cara y me percato de su gran sonrisa que sé sin lugar a dudas que está rememorando alguno de esos momentos. No todo está perdido...







martes, 23 de mayo de 2017

Ana y las concesiones

Cuando llego a casa de Ana, abre la puerta un metro noventa de Toni que me da un pico y al mismo tiempo lanza una de esas miradas de "DIVA", tan suyas , reprochándome el haber llegado diez minutos después de las seis. Veamos, sobre las seis, es eso,SOBRE, no es en punto... ¡dame un poco de vidilla! pienso para mis entrañas.
Luis y la anfitriona están sentados en el sofá viendo revistas de moda y debatiendo sobre la última base de maquillaje de Bobbi brown, algo sobre la numeración que a mí me suena a cábala mística.
Es una suerte contar con Luis en temas de maquillaje, lleva muchos años en el mundillo y por un precio módico te deja niquelada para cualquier evento.
Al principio no nos quería cobrar ni un duro por aquello de la amistad, bla,bla,bla...¡Ni que los amigos no tuvieran que pagar facturas!.
A fuerza de insistir y sabiendo que somos muy cabezotas, nos hace un precio muy por debajo de su tarifa habitual y todos tan contentos.
Cuando llego a su altura, comienzo mi periplo besa-mejillas soltando nuestra frase preferida de la telenovela Cristal "bendisiónnnnnn"y haciendo un esfuerzo sobrehumano,   ( si, estoy cansada , ¿qué pasa?), me dirijo a la cocina a por una cerveza fría. No pregunto si alguien quiere porque están todos servidos y además en un rato y viendo a Toni trastear por detrás de la barra, sé que empezaremos con los combinados.
-¡Hola chicos!, veo que el debate está interesante jajaja...
-Habíamos empezado por otro tema pero esperábamos que llegaras tú para iluminarnos- suelta Ana mientras le guiña un ojo a Luis.
-Mer, ¿ crees que hacemos muchas concesiones? dice mi maquillador favorito.
-¿Concesiones?, supongo que si...creo que todos las hacemos  en los diferentes ámbitos de nuestra vida.
-Yo no lo creo Mer- dice Ana mientras pasa la mirada de Luis a mí y viceversa.
Jajajaja, mi carcajada, los toma desprevenidos.
-No quisiera tener que recordarte el año y medio que tus maravillosas sandalias de Jimmy Choo y tus zapatos de  Chistian Louboutin ,Alexander McQueen y hasta "los manolos",por los que yo mataría, estuvieron encerrados en la parte trasera de tu vestidor porque Miguel es un par de centímetros más bajo que tú y con esos high heels, le sacabas un trozo por lo visto insalvable. 
-Pero eso no es una concesión Mer. Yo lo hacía para que no se sintiera mal.- Mira de reojo a Luis pidiendo su apoyo pero sabe que tiene las de perder.
-La cuestión Ana es que dejaste de ponerte algo que te gusta por hacerle feliz a él,  para que no se sintiera mal. 
-Tienes razón Mer- dice Luis mientras le da un trago a su cerveza poniendo mala cara porque a estas alturas está caliente.- Yo también he hecho muchas concesiones, sobre todo a nivel laboral, trabajando más horas de las debidas, no montando un pollo si desaparece un iluminador, teniendo que tragarme la bilis y poner buena cara porque el último gurú del makeup cree que todos los demás hemos empezado hace seis meses a coleccionar brochas y él es un Dios que trabaja con los grandes y tiene cuenta en Instagram.
-¿Tú que piensas Toni? le digo a la vez que se sienta en el lateral del sillón que ocupo y pasa su brazo por mi hombro.
- Creo que siempre se hacen concesiones y está bien hacerlas. Se hacen en el trabajo, con la familia, por amor, con los amigos...Recuerdo que Ana siempre se ponía una chaqueta encima de las camisetas de tirantes para que su abuela, su madre y sobre todo los chicos del tercero , si hombre, los hijos de la señora Paquita, no admiraran sus tetas impresionantes o su abuela no le dijera que iba indecente.
Ana le lanza un beso mientras Toni sigue con su discurso. - ¿Cúantas veces no hemos callado, cuando en realidad lo que queríamos era acordarnos de la madre de alguien?, ¿Cuántas veces hemos visto pelis románticas porque a él o a ella le gustan aunque a ti te aburren? y así con las visitas a los padres, la paella de los domingos, los bolos y las fiestas a las que Luis me arrastra por su oficio, la ropa, el pelo, etc... pero todo sea bienvenido si con eso haces feliz a alguien. 
-Supongo que todo tiene un límite¿ no Toni? murmura Luis sin mirarlo a la cara.
-Claro cari, es como aquella frase de Jean Paul Sartre "Mi libertad se termina donde empieza la de los demás", pues con las concesiones igual, se terminan cuando coartan mi libertad de elección y de acción.
-¿Y tú Mer?, ¿Haces muchas concesiones?. Ana lo deja caer y todos me miran esperando mi respuesta.
-¿Concesiones yo?, mirad chicos si abrís el María Moliner ,en la primera acepción de la palabra concesiones hay una foto mía.
Todos nos reímos con ganas y Toni se levanta diciéndome, -¿Lo de siempre princesa? y sé que en unos instantes tendré en mis manos, uno de sus maravillosos Black Russian.










martes, 16 de mayo de 2017

El piso de Ana

Siempre me ha encantado el piso de Ana, es un sexto con unas vistas maravillosas en el centro de la ciudad ,de techos altos y grandes ventanales.
Un edificio de los antiguos con su señor portero y todo, el señor García, un amable caballero que no duda en abrirte la puerta con una sonrisa, te ayuda con las bolsas y al que nunca falta un - buenos días, tardes, noches...
Ana heredó la vivienda de su abuela paterna, doña María, una señora de las de antes, con cardado semanal en la peluquería del barrio, esa que aún regenta Rosita aunque ya no ejerce el oficio.
Cuando tomó posesión del piso hace ya más de diez años, vació cada una de las habitaciones, llevó todo a un almacén  y junto a Miguel ,un ex del que ya os hablaré en su momento, y que entonces era socio en un estudio de arquitectura y decoración, remodelaron cada uno de sus ciento cuarenta metros cuadrados, dejando un gran espacio diáfano como salón-comedor, una cocina digna de un chef francés ,dos cuartos de baño, uno de ellos en el dormitorio principal ,con un vestidor por el que mataríamos cualquiera de nosotras, un dormitorio que utilizo cuando me quedo a pasar la noche y dos más pequeños , en los que tiene el despacho y un sofá cama por si se apalanca alguien.
En ese piso hemos vivido grandes aventuras, hemos llorado y reído con ganas, nos hemos emborrachado, enfermado y sanado... Por eso cuando Ana me dijo que estaba pensando en venderlo me sentí perdida.
-Ana corazón, pero ¿por qué? ¿Estás mal aquí? si tienes todo al lado, la cafetería, el supermercado , la entrada del metro... y a mí.
-Mer cariño, estoy pensando en  irme a las afueras, ya sabes comprarme un adosado con piscina y jardín.
-¿Para qué quieres piscina y jardín si no estás nunca en casa?.No tienes niños y somos unas negadas para las barbacoas ya lo sabes.
Ana me mira y se ríe porque sabe que tengo razón por lo menos en el tema de las barbacoas y si no que se lo digan a Luis y Toni a los que casi dejamos sin casa por un quita allá esas pastillas y líquido inflamable....
-Mira Anita, no puedes irte, no puedes venderlo, no puedes dejarme le digo haciendo un puchero...
-Mer, nunca, escúchame bien, nunca te dejaré, nunca me dejarás, nunca nos separaremos, somos un equipo, eres mi psicoanalista , mi hermana, mi mitad y si me gustaran las tías me casaría contigo.
-Entonces Ana piénsalo porfa, porfa, porfaaaa. 
Sé que me la he ganado cuando suspira y susurra bajito,-¡ no puedo contigo Mer, no puedo contigo!.


lunes, 8 de mayo de 2017

Ana y la felicidad

-¿Sabes Mer?
- Dime preciosa
- A veces creo que la felicidad se escapa de nuestras manos sin que podamos hacer nada, por mucho que  lo intentemos.
Es como el agua del océano, entras , te dejas absorber por el frescor y la sensación de estar mecido por las olas, pero intentas atrapar el líquido y siempre se desliza por entre los dedos.
-Bonita metáfora Ana, ¡estás que te sales!, pero explícame a que viene esta alegoría sobre la felicidad.
¿No eres feliz?¿ necesitas  que nos premiemos con unas vacaciones a cualquier isla paradisiaca para tostarnos al solecito y que unos maromos potentes nos sirvan margaritas y mojitos a discreción?.
-No creo en la felicidad absoluta aunque la visión de maromos sirviendo cócteles me apetece un montón.... Creo en pequeños momentos y situaciones felices que van llenando poco a poco nuestro baúl , pero es como si el arca estuviera llena de grandes agujeros y nunca tuviera bastante.
-Ana, la felicidad es una sensación química. Échale la culpa a la serotonina, a las endorfinas y a la dopamina corazón. 
-¡Putas hormonas!
-Yo intento sustituirlo todo por chocolate y oye, no me va mal jajaj
-Mer, en ocasiones me das miedo, parece que ni sientes ni padeces.
-No Ana, no te equivoques, intento protegerme porque duele menos, ya tengo el nivel de sufrimiento controlado y me niego a sobrepasarlo. ¿Quieres hacerme feliz?, vámonos al teatro....
-¿Recuerdas la historia que leímos la semana pasada sobre la felicidad?.
-¿La del alquimista?.
-Si Mer- me dice mientras la veo abrir y cerrar cajones de la mesa de su despacho, buscar en las estanterías y mover mil y un papeles hasta que la oigo exclamar- ¡Aquí está!- y empieza a leer en voz alta.
El alquimista buscaba entre todas sus fórmulas. Mil y una pipetas llenas de viscosos líquidos, botellas de colores, polvos de diferentes texturas.
El sudor le resbalaba insolente por la frente hasta detenerse en su grandes y espesas cejas.
Según los sabios,los alquimistas buscaban descubrir el elixir de la eterna juventud, pero esto era mucho más difícil, mucho más complicado.
Llevaba meses intentándolo pero todos sus avances había fallado.
Todas sus pruebas, sus noches sin dormir, días que se juntaban sin una pausa para tomar alimento.
Desesperado golpeó con furia la mesa y el recipiente de cristal en el que había estado trabajando,se rompió en mil pedazos junto a sus ilusiones.
Repasó uno a uno los ingredientes mentalmente,empatía, un mucho de amor, lágrimas, esfuerzo diario, paz, sonrisas a montones, igualdad,carencia de orgullo, mucho sentido común, amistad, besos y millones de abrazos.
Tenía todos los productos....
¿Porqué no conseguía llevarlo a buen puerto?, se dijo mientras maldecía entre dientes.
Pensó que era la fórmula más difícil de conseguir y aunque nada se le resistía, comprendió que era imposible elaborar el remedio de la infelicidad.
Ana dejó el papel sobre la mesita del salón, al lado del Vogue americano y se sentó a mi lado en el sofá con aire derrotado.
-Mer , si un hechicero es incapaz de encontrar la fórmula, lo tenemos mal....
-¿Sabes Ana?, la felicidad, deberían de venderla en el súper por litros. Que uno se encuentra de bajón, abre la nevera y le pega un trago. Te sale algo mal en la oficina, un trago. Has engordado 3 kilos, un trago. Eso sí, como tengas mal de amores ya puedes ir llamando a fábrica directamente para abastecerte.
-No estaría mal princesa. ¿Abro un Pintia del 2011 que me han regalado?
-¿Ves que fácil es hacerme feliz?

lunes, 1 de mayo de 2017

Ana y el escocés

Abrí la puerta con la confianza que da tener una llave y rezando para que todo fuera una falsa alarma ,pero no tuve suerte.
La escena que encontré al entrar en el piso superaba con creces todos mis temores. Ana roncaba en medio de una gran mancha de vómito que había dejado para el arrastre su preciosa alfombra persa. Un olor nauseabundo inundaba la habitación y corrí a abrir los grandes ventanales por los que tantas veces había disfrutado de las vistas del parque.
Sobre la mesa una botella de Macallan vacía y un vaso bajo al que todavía le quedaban un par de tragos.
-Anita corazón, vamos a meterte en la ducha antes de que vomite yo también,¿no te da vergüenza empezar una fiesta sin avisarme?.
Mientras un gruñido demasiado parecido a un lamento salió de su boca, la ayudé a incorporarse y le eché una miradita a la alfombra. ¡Joder, Ana se iba a cabrear!.
-¡Preciosa mírame!-le dije al acompañarla al baño- Si a ti nunca te han gustado los escoceses y te has bebido uno enterito...
Su carcajada no tardó en llegar, esa era mi Ana, ya podía estar muriéndose que le encontraba la parte cómica a todo.
-¿Cómo estás a parte de mal?, ¿crees que puedes ducharte sola o te froto la espalda?.
-Mer, ¿qué haría yo sin ti?- soltó mientras a duras penas era capaz de desnudarse y mantener el equilibrio mirándome por una rendija de sus ojazos verdes.
-Lo que puedes hacer por mí es lavarte ese pelo, ¡nena hueles fatal!, no escatimes en champú ni acondicionador.
-Te quiero Mer.
-Y yo a ti cosita.
Mientras dejo a la paciente bajo el chorro de agua después de asegurarme que las piernas le iban a aguantar, voy a la cocina y preparo café, no sé muy bien el motivo pero es lo que hacen en las pelis de serie B, café a litros. No voy a venir yo ahora a cambiar los rituales.
Levanto la mesita baja del salón y arrastro con cuidado la alfombra. Con un paño limpio parte del vómito antes de doblarla y meterla en una bolsa para llevarla a la lavandería.
Ana entra en el salón cabizbaja , con una toalla alrededor del pelo , se ha puesto una camisa ancha de cuadros y un pantalón de yoga negro.
-Mer, tenemos que hablar....
-Espera que sirvo el café.


viernes, 21 de abril de 2017

La lista

- ¡Hola Mer!
- ¡Hola Ana!, ¿qué tal te trata la vida?
- de cojones jajajaj
Levanto la mirada durante unos instantes y ahí está. Creo que Carlos espera mi señal desde que entro en la cafetería para ponerme la bebida. Sabe lo que quiero en cada momento dependiendo de la hora.
Si quedamos para desayunar en cuanto me siento tengo mi café con leche en la mesa, si es más tarde cerveza, si es mucho más tarde me prepara uno de sus magníficos combinados...
- Mer, llevo unos días pensando en algo...
No la dejo terminar la frase y le suelto -Menudo peligro-.
La carcajada es tal que todos los convecinos de las mesas próximas se giran para mirarnos.
-Mer, para ti ,¿cómo es el hombre perfecto?.
-Eso es fácil. Cualquiera que salga de alguna novela que esté leyendo.
- Vaaa, en serio.
- Ah, ¿creías que estaba bromeando?.Mira, Ana ese hombre del que hablas no existe, no te hagas puzzles mentales. ¿Sabes por qué me gustan los hombres que salen en las novelas?.
- Porque están buenorros, tienen pasta, son inteligentes y empotran como si no hubiera un mañana.
Jajaja, los de la mesa de al lado han tenido un momento "niña del exorcista" al girarse. Intento disimular con un acceso de tos, pero ni con esas.
- Mira que eres bruta Anita de mis entretelas.
- Ahora me vas a decir que no es por eso ,ya...
- ¡Claro que es por eso!!!!, pero no es lo más importante. Me gustan esos hombres porque por iluminación divina, saben en cada momento como se sienten las protas, lo que piensan, sus anhelos más prohibidos. Y así Ana, es muy fácil enamorarse de ellos.
Ana me mira y sé que va a lanzar la bomba...
- Mer, vamos a escribir una lista con nuestro hombre perfecto- se calla y antes de meter la mano en esa bolsa de viaje que ella llama bolso, me guiña un ojo.
Saca su libreta y el boli que le regalé para su cumple, ese para el que estuve ahorrando durante meses porque mi economía como de costumbre es más roja que las rosas del PSOE en sus tiempos rojos.
-Vamos a ver dice...
-1- que sepa en cada momento como me siento, lo que quiero y sobre todo lo que no quiero...
Yo ya me estoy riendo claro.
-Nena, milagritos a Lourdes.
-2- Que sea caballeroso pero no un plasta. Sigo riendo.
- ¿ Qué quieres decir?,
- No me importa que abra la puerta del coche, que lleve las bolsas que más pesan cuando vamos a la compra o que baje la basura, pero odio que se levante cada vez que yo lo hago, que escoja el vino porque es el hombre, ese tipo de cosas.
-3- Que no le dé miedo mostrar lo que siente en público, mucho menos en privado. Que me abrace cuando vamos caminando, que me bese en cualquier sitio que le apetezca, que me diga lo guapa que estoy cuando realmente piense que es así, que se de cuenta cuando voy a la peluquería, cuando cambio mi perfume, o si llevo un labial nuevo... Que me pregunte lo que me gusta en la cama, que hable conmigo de todo.....
-Eyyy, nena frena el carro o esto va a ser la lista de los "que.." jajajaj, aunque reconozco que estoy casi totalmente de acuerdo en tus anotaciones.
- ¿Casi?, - claro, también puedes preguntar tú, la comunicación es necesariamente bidireccional en cuestiones de pareja, si no, mal vamos.
-4- Que sea buen amante.
- ¿ Para ti qué es buen amante?, yo sigo riendo claro, total los de la mesa de al lado creo que quieren aportar un par de puntos a la lista y estoy abierta a sugerencias.
- Pues que me mire y en esa mirada yo pueda leer algo así como" en cuanto te pille las bragas van fuera", quiero sentir tal pasión en sus ojos que no quiera mirar nada más. Que me regale orgasmos memorables, que quiera probar cosas nuevas, que no me trate como si me fuera a romper.
- Brindo por esa mirada, digo mientras levanto mi botella de cerveza y le doy un trago.
-5- Que sea generoso, divertido, detallista del tipo, te mando un mensaje en mitad de la mañana porque en este instante estaba pensando en ti.
-Amén a eso, hermana...
-6- Que sea un tipo al que le gusta sorprenderte, que prepare viajes a sitios donde tú le has dicho que te gustaría ir..
-Para eso hace falta, tiempo y dinero, la interrumpo de nuevo.
- Lo sé, pero mi hombre ideal tiene pasta para aburrirse y le sobra tiempo, jajaja
- Joder Ana, ¿cómo te pasas tía!.
- Mer, esa boca corazón.
-Perdón , sor Ana de la Cruz, le digo mientras junto mis manos como si estuviera rezando. A mí me puede sorprender con un picnic en la terraza o en el salón de su casa y ya me haría apaño.
-7- Que para él yo sea la primera opción.
- Eso a ciertas edades es difícil por no decir imposible, a la par que egoísta. ¿Sabes Ana?, para mí el hombre ideal es el que me haga feliz en ese momento, el que que quiera compartir tiempo, sudor y risas junto a una copa de vino y un buen libro, que sea igual de placentero salir a cenar a un restaurante con piano y velas que preparar un bocata y una ensalada en casa.
Te habrás dado cuenta que he dicho hombre ideal y no hombre perfecto, porque la perfección es sumamente aburrida. Yo necesito un hombre que me admire y al que admirar, un hombre con el que discutir si no estamos de acuerdo en cualquier punto y que esa discusión no se lleve al dormitorio ni salga a relucir seis meses más tarde en otro enfrentamiento, un hombre que se sienta orgulloso de estar a mi lado , ni delante ni detrás, a mi lado... junto a mí. Un hombre que tenga su espacio con sus amigos , que me incluya si le apetece pero que no me limite el mío. Que no tenga que controlarme si llego tarde o si salgo a bailar o si tengo reunión contigo y las chicas, porque tiene que estar seguro de que si estoy con él es porque quiero hacerlo y sobre todo un hombre que me acerque los kleenex cuando vea " Los puentes de Madison" porque voy a llorar y mucho y seguramente le ponga perdida su camisa y por eso no me mire mal. Yo a estas alturas sólo pido un hombre que me mire como Edward Norton a Naomi Watts en el velo pintado, cuando le da el beso después de no dirigirse la palabra tras tanto tiempo. Hay más pasión en esa escena de lo que debería estar permitido sin ser delito.
-Es muy difícil encontrar todo eso Mer, me dice mientras arranca la hoja del cuaderno y la hace trizas.
-A mí me lo vas a contar Ana, a mí....